domingo, 18 de noviembre de 2007

Más allá del Perreo



Aunque debo confesarme un antagónico del Reggaeton como estilo musical, creo que no se puede perder de vista su expansión global y su enganche en adolescentes y adultos-jóvenes principalmente, quienes tienen un poder de absorción enorme en cuanto a modas y procesos sociales, a diferencia de otros grupos etarios. En vista de que la transición hacia la adultez se ve altamente marcada por la conformación de la identidad (de la cual unos salen más estables y otros más psicópatas), en donde todos nos sentimos en algún momento un tanto todopoderoso y la conducta exploratoria sexual trabaja al 100%. El Reggaeton viene como anillo al dedo durante este ciclo de la vida humana.

Ya sea por sus líricas o por su ritmo, el Reggaeton ha persistido y evolucionado considerablemente; desde sus orígenes durante la década de los ‘90 en el caribe dominicano, pasando por Puerto Rico y su entrada a la discos de El Salvador; el estilo pegajoso y su baile han ingresado como flechas en el mente romántica y emocionalmente seducible de la juventud, explotando de forma obvia y explícita el contacto físico, reproduciendo en muchos casos el acto sexual combinado con los movimientos de la salsa, cumbia, etc.

¿Por qué el Reggaeton afecta tanto a la gente que transita una etapa determinada del ciclo vital (adolescencia-adultez)? Como ya probablemente se sepa, esta etapa evoca muchos sentimientos y emociones, pasando por definición de principios, ideales, valores, rasgos de la personalidad, atributos individuales, características, etc. Es una etapa en donde nos afirmamos como un “yo” independiente, auto-definido y distinto al resto. Y es que el Reggaeton nos empuja a este explorarse, tocando temáticas que se viven con mayor intensidad en esta etapa, como es la búsqueda del sexo opuesto, despechos, fantasías eróticas, amores imposibles, traiciones y pasiones entre géneros. El Reggaeton se posiciona desde la lírica, aunque esta no sea un todo unitario, puesto que ni siquiera intenta darnos un hilo conductor, muchas veces son múltiples mensajes interdependientes compilados (a veces inconherentes entre unos y otros) en una canción que se enuncian al paso de un ritmo base y muchas veces monótono. La idea de una historia o un relato continuo esta practicamente ausente en este etilo musical, más bien se procura gatillar ciertas conductas y respuestas, en otras palabras la lírica no esta hecha para ser disfrutada desde la comodidad de una mesa, acompañada por un trago, la misión de la letra versa en impulsarte a la acción, al desarrollo de una conducta, las cuales en su conjunto son más conocidas como “perreo”. No es música dirgida al "pensar" (quizás el "pensar" se pueda ver un poco durante el coro o estribillo) sino dirigida al "hacer". Entonces podríamos pensar que toda la música bailable tiene ese fin. Pues sin duda la música bailable esta dirigida al hacer, pero igualmente al pensar (excepto gran parte del Reggaton), ya que otros estilos como la cumbia, salsa, merengue, bachata, etc, tienen una historia que se pretende transmitir, las cuales tienen una intro, un desarrollo y un final o que simplemente relatan una actividad diaria, más aún, su amplitud de temáticas abordadas es por lejos mayor, cuyas propuestas alcanzan hasta filosofías de vida; "no hay que llorar, que la vida es un carnaval y las penas se iran pasando", como dijera Celia Cruz. En el Reggaeton, por otra parte, la letra tiene como inspiración central las múltiples posibilidades de relación que pueden existir entre un hombre y una mujer; sea amor, violencia, sexo, masoquismo, sadismo, etc. Dentro de esto, siempre podemos ver a los jóvenes cantando apasionados aquel tema que pareciera recordarles mejor algún momento de su vida cotidiana. Aquí calza de maravilla la frase “lo que pasó, pasó”, que apunta casi con mira telescópica a la situación de término de una relación amorosa.

*Nota al Margen: Si ven en una disco a una persona cantando fervorosamente “lo que pasó, pasó”, es muy probable que dicha letra le recuerde un momento crucial en su vida. Lo curioso e irónico es que es igualmente probable que aquella persona sea alguien a quien le dificulta aceptar que “lo que pasó… pasó” (respecto de la situación que recuerda), puesto que inevitablemente primero debes recordar aquel evento anterior sobre el cual se canta, lo que a su vez significa que aun persiste y no se ha superado completamente. La canción sirve como un reforzamiento y auto confirmación personal de que efectivamente aquello ha pasado, aunque inconscientemente el recuerdo siga vigente y latente. Este mismo proceso se puede extraer de otros temas del Reggaeton.

Anclado al fenómeno de la letra de la canción se encuentra el ritmo o la base musical que guía lo que la gente baila y los pasos que acompañan a este perreo. En la gran mayoría de los casos, el ritmo intenta emular un pulso particular y ese es el latido cardiaco. No es curioso ni es novedad este último dato puesto que muchos ritmos y secuencias se han creados pensando en ciertos pasos y ritmos desarrollados por cualquier persona, un ejemplo puede ser en la música clásica el llamado “movimiento andante” que replica el ritmo de una persona al caminar, de ahí el término de “andante”.

En el reggaeton la situación es la misma, pero desencadenando una respuesta biológica y hormonal que se relaciona más con los latidos y la respiración, lo que impulsa a la acción y al baile.

Así es que con seducción, desventuras, promesas de amor, traiciones y fantasías sexuales, el Reggaeton bombardea el cuerpo exitable de la juventud, activando un ambiente de sumisión, dominancia y liberación.

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