sábado, 10 de noviembre de 2007

La Capital de la Baja Autoestima


¿Qué cosas definen a Chile?

Quizás será el conflicto “territorial” respecto a los orígenes del pisco, que celebramos cual padre festeja las buenas notas del pendejo mateo, pero que pareciera fundar sus raíces en nuestros vecinos peruanos, o será quizás el orgullo de tener la cueca como baile, el cual es un devenir de la cultura conquistadora española, mutada en el correr de los años por los criollos de aquel entonces (y que por lo demás seguimos siendo). Quizás nos sentimos chilenos cuando metemos un gol en algún partido de futbol, cayendo en muchas ocasiones en el gusto por humillar al rival más que por el placer mismo de festejar. Quizás nos sentimos chilenos cuando llegan las fiestas patrias y salimos por un traguito, su empanada, vino, choripan y anticucho, pero generalmente no es hasta cuando estamos borrachos o nos mofamos del país vecino que gritamos ¡Viva Chile mierda!

Pareciera que Chile encuentra su patria en el fondo de un vaso y no es precisamente borrachos de patria la condición en la que estamos, cuando a todo pulmón gritamos por Chile y su gente. No obstante, extranjeros que residen en este país por ya un tiempo concuerdan en gran número de que Chile es un buen país, entonces ¿somos unos mal agradecidos, ciegos? o quien viene de afuera ¿no cacha?

En un país donde la bomba publicitaria hace estragos definiendo y redefiniendo el cuerpo y el alma, los chilenos viven en un re-construirse diario, quizás ajenos e ignorantes a su origen, confiando su felicidad en el sueldo de fin de mes, corriendose la paja con las argentinas del catalogo, combatiendo la depresión y el estres con una cerveza, buscando la paz y el sosiego de la vida ajetreada dentro de un mall, adictos a la tecnología.

Orgullosos también de las victorias de antaño, nos regodeamos un 21 de Mayo en nombre de Arturito Pratt, cuya incursión heroica en el acorazado peruano duro menos que un pedo de laucha cuando a bordo del Huascar, y sin dar un sablazo, le llego un tiro y cayo muerto, o cuando contamos como autómatas la victoria contra la confederación Perú-Boliviana, resultado en el presente como la degradación de la marina del TitiCaca. Todo este preludio "heroico" que hoy en día los pendejos recortan en las revistas zig-zag, fue legado de la España Imperial, una replica mas local y modesta de la CIA de aquel entonces, entrenando militares megalomaniacos para hacerse de los caudales y las arcas del oro pre-colombino. Aunque la historia nos cuente de nuestros héroes, ellos y ellas cayeron por un Chile que difícilmente hoy podría definirse como aquel que tuvieron en sus sueños.

Previo en la cronología, los verdaderos héroes como Caupolican, Galvarino, Lautaro, etc, armados tan solo de pieles de cuero, palo y roca, caían amputados en las páginas de la historia, de lo cual la juventud de hoy recuerda sólo por la trágica epopeya que se puede leer en el Frías Valenzuela o en el Villalobos, acerca del gran Caupolicán que terminó como cabrito al palo, estilo magallánico. Tan solo hoy tenemos unas cuantas estatuas que han aprovechado más las palomas para pegarse una cagadita. Imágenes en silencio que no tienen fecha nacional para su homenaje, tan solo los herederos, muchos de ellos pudriéndose en nuestras cárceles, luchando en el día a día por unos metros de tierra.

Entonces, ¿Qué nos define? Somos el principal país comprador de celulares en todo Latinoamérica, lo cual nos lleva a recordar los famosos casos de celulares de madera decomisados a los automovilistas en desacato de la normativa de no hablar por celular mientras conducían. Igualmente estamos entre los principales bebedores de alcohol y a toda parte que vamos, casi como punto de referencia en el mapa mundial, nos presentamos como bebedores profesionales, tradición alcohólica. Sabemos de ron, cachasa, tequila, todas marcas y creaciones de la hermandad latina, no obstante nuestro supuesto "hijo preferido" el pisco, parece que ni siquiera es nuestro, mientras que la chicha, tratada casi como el hijo no reconocido, aparece unos días al año en venta.

Así es… somos la capital de la baja autoestima, desestimando y reprimiendo nuestra tradición a la vez que adulamos y rendimos culto a la marcas extranjeras y a la historia que sembraron otros países, mas aún, cosechando el culto a la imagen que nos trae la moda gringa o europea, con pendejas anorexicas que no te dan el 1/4 de leche por desnutridas y weones neófitos que orbitan su mundo en marcas de autos y tecnología automotriz.

Lo cierto es que todos los países latinoamericanos, a la sombra de Goliat en el confiado norte y a la salida del periodo dictatorial del pasado siglo, han fundado sus democracias o intentos de democracias en la autodefinición, en la recaptación de lo originalmente "nuestro". Un país no avanza si primero no se autodetermina, tarea que ha quedado disociada en Chile por la ilusión de hambre que produce ver las tetas de la economía neoliberal.


Consiglieri

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